Galería Espacio Lobo

Exposición

LUGARES HABITADOS:

el poso del tiempo.

Fechas de inicio y cierre: 24.11.2022-18-02-2023

«Un lugar es ante todo un lugar antropológico»
Marc Augé

Espacio Lobo cierra el mes de noviembre con la primera exposición fotográfica en nuestra galería, del artista extremeño Lorenzo López Lumeras (Plasencia,1961). “Lugares habitados: el poso del tiempo”, denominativo que lleva por título la muestra, reúne un grupo de obras que, con la poética particular de este artista, se convierten en un discurso romántico sobre el tiempo, la relación entre pasado y presente y la evocación de una belleza decadente. Si bien la exposición retoma el nombre de una exhibición que ha marcado su paso por ciudades como Olivenza, Madrid, Lisboa, Elvas o Cáceres durante los últimos 7 años, esta vez la serie – aún en proceso-, actualiza, siguiendo la misma línea pero redescubriendo nuevos escenarios, su producción fotográfica alrededor del concepto del abandono, el olvido y el rescate de los rincones de la memoria.

La obra de Lorenzo Lumeras se nos muestra como algo enigmático. Hay mucho de incertidumbre en sus imágenes, en las escenas donde parece detener el tiempo, un instante congelado por el lente del artista. No sabemos qué ha ocurrido allí, pero intuimos que sus escenarios han estado precedidos por algún suceso que no deja de ser misterioso. Y es que sus fotografías guardan muchas interrogantes: en los detalles, los objetos, el vacío, las ausencias, reforzado por el propio encuadre y punto de vista que propone. De este modo, el autor aborda la huella humana desde la perenne soledad que invade cada foto. Aborda el rastro físico que vamos dejando a nuestro paso y que nos permite fabular escenas, sucesos y acontecimientos los cuales terminamos por asumir como propios, dada la carga emocional que contienen en sí mismos.Lumeras indaga, así, en la belleza intrínseca de los espacios que va recorriendo: la belleza del deterioro, del abandono, de lo ordinario que se torna sublime en sus capturas y transmite cierta melancolía. Su resultado es, por tanto, filosofía entre pasado y futuro, sensación de ausencia y presencia.

Los sitios que retrata Lorenzo en ocasiones pasan desapercibidos. La manera en que los encuentra, aunque parte de la investigación, también deja lugar al azar. La peculiaridad de los enclaves que escoge, de por sí cargados ya de historia, (res)guarda su propia memoria, la esencia de lo que han sido, marcados, de modo inexorable, por su vida anterior. Es así como de sus piezas emana una cierta nostalgia por lo desconocido, por ese mundo incomprensible que se escapa de nuestra cotidianidad y que existe ajeno al espacio, muchas veces caótico, que a diario habitamos.

Quedan inmortalizados por la sensibilidad de un autor y por la eficacia de la expresión fotográfica en los juegos con la luz, el color, los matices, los encuadres, el interés por lo geométrico. Resultan interesantes las composiciones únicas de estas arquitecturas exquisitas, lo cual se convierte en otro punto sobre el que poner el foco en las fotografías de este artista, su recorrido por lo arquitectónico, por las diversas tipologías de edificios que va retratando e eternizando, de una mirada al ahora que nos devuelve al pasado.

Desde Berlín, Georgia, Tánger, Lisboa o Badajoz, los lugares que retrata Lorenzo Lumeras nos transportan hacia una noción atemporal o extensible del tiempo, ya que más allá de capturar un instante y describirlo a través de su peculiar mirada, lo posterga, lo asume de manera cíclica, repetitiva y constantemente eterno. A través de teatros, hospitales, balnearios, cementerios, casi bodegones de lo cotidiano en su momento, devuelve a estos “no lugares”, desmemoriados por el olvido, su condición de lugar, su capacidad para ser recorridos y su dignidad para ser apreciados. A su vez los inmortaliza, y gracias a su lente podemos sentir cómo no existe la muerte con el abandono, sino el renacer de diferente manera, la transformación.

Comisariado y texto: Ana Gabriela Ballate & Yadira de Armas